... quisiera saber qué puedes hacer con ella...

domingo, 14 de julio de 2013

Carta a un ex amor (parte 1)

Cuando te vi la primera vez pensé que eras el tipo musculín que se cree rico sólo porque tiene músculos en los brazos y hace pesas. Pero tenías cara de alguien mayor que yo, serio, y pesado. Me caíste mal a la primera, tu forma de hablar, tu mal aliento cuando te acercabas, y tus expresiones en el rostro me provocaban un rechazo que no supe nunca entender. Te colocabas a hacer aerobox delante mío, y yo no te soportaba; tanto así que llegué al grado de evitar estar en el mismo lugar del gimnasio que tú.

Cuando te invitaron a participar en nuestro grupo de amigos no dije nada, pues de todas formas me atraían tus brazos y algo físico pero mínimo encontraba en ti atractivo. Pero toda intención de mirarte con ojos libidinosos se fue cuando vi que tu interés iba enfocado en una amiga mía que pertenecía a este grupo de amigos que teníamos en el gimnasio. Pero al menos pude hablar contigo y ver que no eras tan desagradable como yo imaginaba.

Poco a poco tú te fuiste acercando a mí, ahora con más confianza, y comenzaste a ser parte de nuestro grupo de amigos con los cuales inventábamos salidas a menudo, llegando incluso a convertirte en uno de los cerebros que motivaba a crear nuevos eventos, lo cual encontré muy atractivo en ti, al ver que eras tan alegre y entusiasta. Fui mirándote con otros ojos sin notarlo, tanto así que hasta encontré la forma de tolerar tu mal aliento que traias en ocasiones cuando me buscabas para conversar.

Por supuesto me convertí en una partner que aparecía en todos los eventos que creabas, lo pasábamos muy bien. Y a la vez me fui convirtiendo en confidente del joteo que realizabas a una amiga, la cual pese a tus esfuerzos, no se dejó seducir por ti.

Cuando me contaste que te ibas de la ciudad en la que habías vivido muchos años, y que volvías al sur con tu familia para siempre me dolió el estómago... ahí supe que la amistad que tenía contigo en mi cerebro ya estaba significando otra cosa. Lo raro fue que, al decirte que tenía mucha pena porque te ibas, tuve una respuesta similar de ti, tampoco querías irte de la ciudad... algo me dejaste ver de lo que a ti te pasaba también conmigo.


La cosa es que me confundí tanto que te invité a salir un día a caminar, los dos solos, por la costa... para evaluarte, para saber qué sentía al tenerte al lado sólo para mí, quería aclarar con eso mis sentimientos. Ese día llegaste tarde, por tu trabajo habías tenido un percance (eso fue una señal), pero bueno... lo acepté y caminamos. Te contaré que ese día, después de caminar juntos, sacarnos fotos, contarnos muchas cosas de nuestra vida, pude ver que no me gustabas físicamente, y que no me provocabas química, no sentí una atracción hacia ti; incluso sentí un leve rechazo por ciertos gestos que tú tenías que no me agradaban. Ese día volví a casa sabiendo que sólo serías un amigo más para mí.

Pero tú ya te habías pasado rollos conmigo, y empezaste a buscarme conversa por internet, y así las cosas noté cómo fueron tomando otro color. Salimos en grupo unas dos veces a bailar o beber antes que te atrevieras una noche, antes que me subiera al colectivo que me llevaría a mi casa, a decirme que no querías que me fuera... y yo, comprendiendo lo que pasaba... te escuché... Así fue como 1 mes antes que tuvieses que irte de la ciudad, me dijiste que querías estar conmigo; lo cual no me sorprendió porque habías dejado de jotear a mi amiga hace unas semanas... pero ojo, sólo hace unas semanitas nada más... pero bueno. Te dije que no creía en los amores a distancia, que yo ya había tenido malas experiencias con eso antes y no quería sufrir. Me angustié, me viste mal, y me prometiste que si lo intentaba y te daba una oportunidad tú te encargarías de que fuera distinto. Me dijiste que viajarías los más que pudieses, que harías cosas para que esta relación funcionara... y más aún, me contaste algo que no le contaste a nadie más, que tenías un proyecto de volver después de un año en el sur, a trabajar denuevo a la zona, para quedarte acá. Yo obviamente con esa información lo pensé mejor, al menos sabía que no sería para siempre, al menos sabía que volverías...  te dije que lo pensaría.

Estuviste unos días insistiendo en que lo intentara, y pese a que yo no me sentía atraída por ti y no estaba segura de querer tener algo contigo... tu caballerosidad, tus regalos, tus gestos románticos, tus invitaciones a comer (nadie me había invitado tanto antes sin tener que pagar yo nada)... me terminaron conquistando. Eras un galán de esos que ya no quedan muchos, me sentía una reina, por primera vez me estaban haciendo sentir una princesa de cuentos de hadas... y acepté andar contigo, y probar si funcionaba. Dejé a un lado mis miedos al compromiso por ti, y me arriesgué en un proyecto sólo porque confié en ti.

Antes que te fueras al sur te quedaban unos días en la zona, los cuales aprovechaste casi exclusivamente conmigo. Lo pasamos bien, súper bien, y me conquistaste aún más. Pero había algo en ti que me confundía, estábamos recién empezando y cada vez que salíamos y se hacía tarde, me pedías que nos fuéramos a algún lugar juntos... mmm, yo entiendo que empezamos a sentir tensión sexual, pero el que te enojaras cuando te decía que debía irme a mi casa... me confundía. Se repitió lo mismo varias veces, y yo cuando me iba a casa me iba sintiendo muy mal... culpable, me hacías sentir culpable por no darte lo que tú querías. Cuando un día ya fue mucho, y llegué a llorar a mi casa, te llamé y te dije que ya nunca más aguantaría que me trataras así, que una más y terminaba contigo; pues yo no estaba acostumbrada a que me llevaran tan rápido hacia el sexo, y no miento, por ti me sentí presionada desde que empezamos. Sin embargo, una noche, pasados ambos de copas, en un carrete de amigos en común, yo tuve un problema con una tipa y me enojé y me iba a ir a mi casa... tú saliste detrás mío para apoyarme, pero terminamos discutiendo en la calle por puras estupideces; ahí entre el trago y la verdad se me ocurrió decir que me daba lata la relación que tendríamos, que tenía miedo, que no funcionaría... dudé si estar contigo, te dije eso y te dolió... tu llanto y tus amenazas de irte al sur altiro y no postergarlo más por mi hizo que me arrepintiera de lo dicho y sentí lástima de ti... te pedí perdón y entre el trago y la verdad se me ocurrió decirte "qué hago para remediar lo hecho?"... me dijiste que durmiera contigo, y pese a que odio los moteles, y contra todos mis principios... terminé contigo en un motel barato, atrooooz!!!!!!!!. Me dijiste que no me harías nada, que confiara... y lo único que hiciste fue sacarme los calzones pese a que dije que no, estaba tan borracha que sólo tengo recuerdos vagos... jugaste conmigo esa noche pero resistí lo más que pude para que no me penetraras, yo no quería, no sé por qué acepté terminar ahí contigo. Dormí, desperté a las 9 am... y cuando te vi a mi lado durmiendo tan profundo me sentí sucia, tan sucia por haber pasado por sobre mis propias normas... me sentí una puta... y asqueada de todo me vestí y me fui, te dejé solo y me fui, lllorando humillada por los recuerdos pencas de la noche anterior. No podía creer lo que había pasado. Pensé que ya no seguiría contigo después de eso, pero tus llantos, tus regalos, tus peticiones de perdón, todo eso que tú hiciste para que yo dejara de llorar... hicieron que te perdonara... y siguió la relación (eso también fue una señal). Estuviste mucho tiempo pidiendo disculpas por ese suceso, y me dijiste que nunca más insistirías en nada, que respetarías mis tpos.

Llegó el momento en que te fuiste al sur, con tu gente. Pero pronto volviste a visitarme, en esa ocasión fue la primera vez que tuvimos sexo consentido, en la cama de tus amigos que te iban a alojar y que no estaban en la zona (atroz, pero él lo encontraba que estaba bien). Debo reconocer que me agradó tener sexo contigo, pero me llamó la atención que sudaras tanto, estabas todo sudado y fue un tanto incómodo... pero lo que más me llamó la atención fue lo que vino después: que me propusieras en esa oportunidad, después de un rato, que siguiéramos haciéndolo en el balcón del departamento. Quedé atónita... yo soy hot, y lo pensé, pero proponérmelo??? en la primera vez???... "este tipo debió ser cochinón" pensé altiro. Pero bueno, para tener 6 años más que yo, era de esperar que tu experiencia sexual fuese mayor que la mía no?... pero iguaaaal... por supuesto, no acepté. No aún.

Esas primeras veces que venías de visita te quedaste con tus amigos casados (una pareja) en su departamento, que era pequeño, y tú dormías en el sillón. Tuvimos una tremenda pelea cuando empezaste a insistir que fuera a quedarme contigo a dormir!!!!... querías que durmiera contigo en el sillón de tus amigos, que tuviésemos sexo ahí, porque según tú "se acostaban temprano"... y para colmo te enojaste muuucho cuando dije que no; no lograbas entender que yo tenía dignidad, que yo me respetaba, y que tenía mi propia casa. Eso que tú me pedías me volvió a hacer pensar que tú pensabas que yo era otro tipo de persona de la que realmente era (eso fue otra señal). Al final, después de muchas discusiones y llantos míos, aceptaste que no me fuera contigo donde tus amigos, no sin antes hacerme sentir culpable.

Con ese episodio, cada vez que venías de visita te quedabas solo en una residencial (pues además yo no estaba viviendo sola así que tampoco te iba a alojar). Con eso podíamos tener sexo a cualquier hora del día, y fue el sexo de hecho lo que se convirtió en nuestra forma de comunicarnos. Cada vez que venías de visita teníamos al menos dos veces al día sexo, durante esos 2 o 3 días que te quedabas en la zona. Pero yo aún mantenía mi distancia, y no aceptaba quedarme contigo, después del sexo yo me iba a mi casa, lo cual no te hacía gracia para nada...


(continuará)...


Besos sonoros para uds que leen.